Aunque lo suyo es el fútbol, hay varios jugadores en la reciente historia del Salamanca que serán recordados por cantar.
Quizás, el círculo se cerraba ayer ante el Real Unión de Roberto Olabe. El ex guardameta unionista protagonizaba un curioso gol en la promoción de ascenso a Primera en 1995. Zalazar, del Albacete, tiraba raso desde el medio del campo y Olabe se comía la pelota.
Dos años después, el central Loren no cortaba un balón que se perdía por la banda, que el Compostela se llevaba y que Penev aprovechaba para hacer el único tanto del encuentro.
Meses después, Stelea dejaba caer en la cabeza de un delantero del Badajoz un esférico que había atrapado y que terminaba en el fondo de las mallas salmantinas.
En 2003, en un partido de la Copa del Rey, Tom encajaba una diana con poco ángulo del zaragocista Galletti, mientras que en 2005, era Felip el que recibía un gol del Amurrio desde la mitad de la cancha.
Ya en 2008, era el actual portero del Murcia, Alberto, el que tenía las manos blandas y regalaba el gol a Antoñito, del Xerez.
En enero de 2010, también en Irún y en la misma portería en la que Bernabé la preparaba hace 24 horas, Murillo y Biel se hacían un lío, el defensor despejaba al poste y Goikoetxea, del Real Unión, marcaba sin oposición.
Ayer, el que mojaba era Infante. Con ese gol, ascendía a príncipe, y Bernabé, por el obsequio, a rey… mago.
Creo que nunca olvidaré aquella cantada de Olabe... Ni aquella de Stelea frente al Badajoz, que pude ver en el propio estadio. Ánimo, Bernabé, ellos fueron grandes porteros y tú también lo serás.
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