“Necesito más tiempo o más espacio”. Esta es una habitual expresión del mundo periodístico, pero también existe el “si breve, dos veces bueno” para evitar la sobrecarga de información.
Sea como sea, estas frases han llegado a cualquier ciudadano, independientemente de que sea licenciado o graduado en una carrera relacionada con la comunicación.
El `periodismo ciudadano´ (llamado así porque permite transmitir información y opinión a personas cuyo trabajo es ajeno al periodismo) se ha implantado en el mundo gracias a Internet y, sobre todo, a uno de su hijos, Twitter.
La red social del pajarito se ha convertido en un periódico, una televisión o una radio más y hay quien es capaz de mantenerse al día siguiendo el tema del momento (conocido como “trending topic”).
Lo malo es que Twitter, según algunos expertos, “es ya un medio de comunicación de masas sin jefes” y eso entraña peligros. Peligros porque cualquiera puede escribir lo que quiera con su identidad o una falsa y no sólo divulgar noticias, sino también comentarios que generan polémica.
Esto es lo que ha ocurrido recientemente en el deporte salmantino. Si la semana pasada era el delantero del Guijuelo Edu Espada el que revolucionaba la tranquilidad de su club denunciando en su perfil que la directiva no les quería regalar las dos entradas para el partido ante el Mirandés a las que tenían derecho por ser socios de la entidad verdiblanca, este sábado y domingo la palma se la llevan los directivos del Perfumerías Avenida y el presidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez. Después de la derrota perfumera en la cancha del Mann Filter Zaragoza, el primero de los baloncestistas felicitaba al equipo maño en un “tweet”. Eso sentaba mal en el seno del campeón de Europa y las respuestas cruzadas han protagonizado el fin de semana. Al final, todos se han pedido perdón (cibernéticamente, claro) y la sangre (o la sangría de sus textos) no ha llegado al río.
Eso sí, se habrán dado cuenta de que Twitter es un nuevo canal y fuente de información en el que, a veces, hay que medir las palabras. O, dicho de otro modo, #cuidadocontwitter.
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