lunes, 13 de junio de 2011

Carta de Jordi Fernández

Como sabéis, el día 9 de febrero de 2011, fui cesado del Ciudad Ros Casares de Valencia. Como declaró su general mánager en Superdeporte el día 15 de abril, “no es un drama”. Es evidente, si se cesa a Aito en Unicaja o a Scariolo, cesar a Jordi Fernández no es un drama; estamos de acuerdo. Lo que sí empieza a ser un poco dramático y vergonzoso es lo que vino después del cese.

Seré lo más breve posible. Finalizado el partido de Euroliga contra Sopron, que se celebró en Valencia el día 9 de febrero, comparezco en rueda de prensa, como es habitual, y el club permite que esté hablando del próximo rival cuando ya estoy cesado. Es más, lo supieron antes las jugadoras que
yo. Cuando estoy felicitando a las jugadoras, me avisan que suba al despacho de Carme Lluveras. En una reunión de no más de diez minutos me comunicó el cese. En dicha reunión le hice dos preguntas. La primera, ¿qué pasaba con el contrato?, si el proceso sería el mismo que con Alejandro García, segundo entrenador y preparador físico del equipo que fue cesado exactamente de la misma forma, con el mismo estilo, a lo que Lluveras, con gesto de asombro, me contestó que naturalmente que sí. Para que me entendáis, sin un duro, únicamente con la parte proporcional de vacaciones, cosa que ya asumía. Y en segundo lugar, ¿cuándo tenía que abandonar el loft que el club me había proporcionado?, ya que en aquel momento no disponía de vivienda por problemas familiares que
ella ya conocía. A lo que me contestó que hablaría con el presidente y que no habría problema en que me quedara por un tiempo.

Al día siguiente, me citan a las 10 de la mañana en la asesoría. Pido que me den una hora más, cosa que me deniegan, y, presentándome puntualmente a la hora que me habían comunicado, aún tengo tiempo para tomar un café mientras debemos esperar a que aparezca la representante del club por la
asesoría. ¿Os acordáis del “Un, Dos, Tres”? Me dan una calculadora para que sume yo las cantidades, mensualidad pendiente, parte proporcional de vacaciones, etc. Me imagino que, para al ver el montante de dinero, me animara y firmara. ¡Sólo faltaba lo del apartamento en Torrevieja! Y
digo que me parece bien, pero que quiero consultar el tema de los bonus por objetivos, si me correspondían o no. Y quedamos para el día siguiente, viernes, para firmar.

El viernes día 11 me pongo en contacto con mi abogado y me dice que no firme, que los conceptos que me aplican en el despido no son los propios de un contrato de deportista profesional, categoría que corresponde a un técnico de club de baloncesto de Liga Femenina. Al comunicarles mi negativa a firmar el finiquito en las condiciones propuestas, cambian de actitud y me niegan el cobro del último mes trabajado. Exactamente igual que ocurrió meses antes con mi ayudante y, además, recibo una llamada del gerente comunicándome que tengo que abandonar de manera inmediata el loft, sin tiempo para organizar el traslado, cuando según mi asesor legal, disponía de un mes de plazo para marcharme. Es importante destacar que en aquellos días la mayoría de las viviendas del complejo, propiedad de Ciudad Ros Casares, estaban desocupadas, por lo que no entendía la premura de mi salida.

Una vez la noticia de mi cese llega a los oídos de los medios, declaro en el Diario de Ibiza que el despido me ha parecido “cruel y poco elegante”. Por lo que recibo una llamada del jefe de prensa del club aconsejándome que hable lo menos posible, todo en línea con su forma particular de
gestionar su club.

Acuerdo con mi abogado poner una demanda al club solicitando lo que pensamos me pertenece y viajo a Ibiza.

El lunes día 6 de junio me reúno con mi abogado en Valencia, ya habiéndose firmado el acta de conciliación, y me comunica que la representante del club, en una de las reuniones, alegó no tener
claro si se podía finiquitar así o no a un entrenador profesional. No es verdad. Yo le había preguntado a Carme Lluveras en otras ocasiones que cómo lo hacían los otros clubes de España, a lo que con la seguridad que le caracteriza, me contestó: “El Ros está un paso por delante de todos los
clubs”. A lo que mi pregunta es: Un paso por delante, ¿en qué? Prepotencia, falta de respeto a todo y a todos, en engañar a los entrenadores cuando afirma que ella tiene mentalidad de entrenadora...

No, ahora si que ya no es dramático, habéis pagado lo que toca, por listos.
Yo no diré cifras, no haré como tú, que comentas las condiciones de mi contrato en una reunión en un restaurante delante de seis representantes de otros clubes de España. Poco elegante al menos. Si no eres la única culpable, te prestas a actuar así. A mí me extraña que un club de esta categoría quede en entredicho por tan poca cosa, pero ya ves que no es oro todo lo que reluce.

Jordi Fernández.

Jordi Fernández, ex entrenador del Perfumerías Avenida, está muy descontento con el trato dispensado por el Ros Casares. /Muevetebasket.es

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